miércoles, 30 de enero de 2013

Cárcel de Carabanchel 1974

El 20 de enero de hace 39 años salió de celdas de castigo el preso número 7ª/ 7322, entró el 31 de diciembre de 1973, once días después de la muerte de Carrero Blanco y del Proceso 1001 a los dirigentes de CCOO, el motivo de su encierro fue castigar horas después la acción de un chivato por informar al funcionario de patio que unos presos habían encendido una pequeña hoguera para calentarse en un rincón del patio, en aquel gélido 31 de diciembre de 1973, esos presos eran los políticos de la 7ª galería. Inmediatamente encerrado en aislamiento, a pesar del intento de una veintena de presos comunes (siempre respetuosos con los "políticos"), atestiguando que no fue él. Esta acción le costó pasar veinte días de castigo de crudo invierno madrileño en una celda sin cristales en el ventanuco, sin tabaco, sin lectura. A las 8 h. le retiraban la colchoneta y la manta, después el recuento, el resto del día casi siempre de pie al no existir banco donde sentarse y el suelo solo ofrecía frío y humedad. Tomaba aquel líquido marrón que llamaban café con cinco galletas Siro, una hora después le entregaban una barra de pan que devoraba con ansiedad hasta las 13 h., llegada de la olla con el rancho carcelario, entre desayuno, comida y cena, su distracción era contar las baldosas del suelo o jugar con las cascaras de naranja haciendo una especie de chapas, en soledad con las baldosas; tras la cena y el recuento general, de nuevo la colchoneta y esa manta raída que tapaba sin dar calor, obligado a dormir incluso con zapatos, días sin visita de la familia que avisó al abogado por temor ante lo que pudiese haber ocurrido, hay que recordar el atentado de Carrero Blanco y el recrudecimiento represivo dentro y fuera de las cárceles por ese motivo.

Llegó el abogado, primera y única visita que tuvo en veinte días, a través de él reclamó por escrito la ducha diaria, al cabo de trece días de encierro se la concedieron, por supuesto después de todos los presos y sólo, sin entregarle nada, sin jabón, sin toalla, se duchó con agua fría y secó con su propia ropa, pero le reconfortó. Aquel preso, salió el 4 de mayo en libertad bajo fianza, juzgado, condenado, fugado y, en busca y captura, el indulto de 1975 le indujo a entregarse un 1 agosto de 1976 en la comisaría del Puente de Vallecas, trasladado de nuevo a la cárcel de Carabanchel quedó libre el 24 del mismo mes, después de solicitar el indulto a través de su abogada.

Siguió en la brecha por las mejoras sociales reclamadas durante la dictadura, se abstuvo en las elecciones de 1977 e hizo campaña por no estar legalizados todos los partidos políticos, llegó el PSOE al poder, empezaron a mejorarse cosas, incluso cuando llegó Aznar al poder creyó que la sociedad española estaba preparada para la Democracia al votar de nuevo a la derecha, ¡qué gran error el suyo!, la ciudadanía se confió, de nuevo la corrupción generalizada con la vuelta al poder de los cachorros de la dictadura agazapados en las urnas, empezaron a destaparse sus ansias guerreras, se quitaron la careta democrática, perdieron las elecciones, y el PSOE no supo afrontar a tiempo la crisis mundial que se cernía también en España.

Los cachorros de la dictadura ya no eran púberes, apoyados nuevamente por la Iglesia, y mintiendo en su discurso de oposición, volvieron al poder y con ellos el desmantelamiento de todas las mejoras sociales conseguidas, es el regreso paulatino a los obscuros años de la posguerra, surgen las protestas generalizadas porque ya no está la población en aquellos tristes años, las comunicaciones hacen más fácil y rápida las respuestas por parte de la ciudadanía ante la pérdida paulatina de sus derechos sociales.

El poder se asusta ante el descontento generalizado provocados por sus medidas, y en su temor sin la careta democrática que le ocultaba demuestra lo que siempre ha sido, déspota, hace un llamamiento al ejercito de forma velada, con la declaración de Rajoy, "si los españoles trabajaran con el mismo empeño que los militares, mejor nos iría", o la de su ministro Morenés, ex-director general en España de MBDA, fabricante de misiles, ex-consejero de Instalaza, fábrica de bombas de racimo, declarando, no se sabe con qué intención, "las Fuerzas Armadas son conscientes de la gravedad del desafío independentista de Cataluña", declaraciones jaleadas por los medios más rancios de la derecha española.

Al ex-preso de 1976, estas declaraciones le recordó la imagen final de la película "Los cuatro jinetes del Apocalipsis", (el hambre, la peste, la muerte, la guerra) protagonizada por Glenn Ford; afortunadamente el ejército de hoy no es el levantisco de 1936, ni las condiciones son las mismas, sus miembros también están afectados por la actitud de este gobierno en cuanto a salarios y beneficios sociales, hasta la tropa tiene que pagar el alojamiento en los cuarteles entre otras medidas, todas ellas nunca divulgadas por la prensa.

Este relato parece el inicio de una novela, pero no es así, el ex-preso es un ser real, harto de las corruptelas generalizadas de los llamados representantes políticos. La última, el supuesto amaño de la justicia a un partido político de cierta comunidad autónoma, no le condenan la apropiación indebida de fondos públicos para su financiación, supuestamente a cambio de la declaración de su líder con, "yo no votaría independencia", estos personajes vuelven a reírse de sus votantes. Sólo quieren la independencia de su dinero, por esto y otros muchos motivos, el ex-preso político no quiere ser de esos que se lamentan de sin hacer nada. Vuelve porque la situación actual retorna a los 60 incluyendo la emigración, de nuevo es necesario salir a la calle y luchar para evitar que la ceguera se apodere de la población, y sin el vigor de antaño porque la juventud como es sabido, muchas veces gana en aliento lo que pierde en prudencia, recurre a la prensa digital independiente, la única en publicar noticias que no tienen eco en esa otra prensa mantenida por intereses particulares, políticos o económicos; lo hace en un intento de enardecer a la ciudadanía para no dejarse arrebatar los logros sociales que tanto costó.

Extraído: La Haine

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