Desde el mas profundo respeto a la libertad espiritual individual, no consideramos grata esta visita por diferentes motivos:
1. Cesión de espacios públicos: este evento va a tener lugar sin haber sido consultado a los madrileños, los cuales vamos a tener que ceder gratuitamente numerosos espacios públicos, como pueden ser colegios públicos para el descanso y reposo de todas las personas que quieran acudir a la cita y no vean conveniente hospedarse en hoteles, albergues, pisos, etc, lo que nos costará a todos los madrileños un gran gasto para el mantenimiento de los lugares de estudio de las generaciones més jóvenes. También cabe destacar la cesión gratuita del Paseo de Recoletos, la plaza de Cibeles, la sede del ayuntamiento, el aeródromo de Cuatro Vientos, el Palacio de Congresos o el Palacio de los Deportes así como descuentos especiales en los transportes públicos para los asistentes; o la elaboración de un programa específico para los Veranos de la Villa. Todo pagado por los madrileños.
2. Gran despilfarro económico: Estas jornadas, manejarán unas cifras que rondan los 50 millones de euros, de los cuales el gobierno se hará cargo de unos 25 millones de euros. Esto es contrario a las directrices de nuestro Estado aconfesional que mezclará asuntos del estado con asuntos religiosos y los intereses generales con los intereses de quienes comparten unas determinadas convicciones religiosas.
3. La Iglesia Católica: El Papa es el máximo jerarca de una organización religiosa cuya historia está llena de crímenes. Además esta organización es contraria a la libertad sexual y se opone al uso del preservativo como elemento de prevención de enfermadades de transmisión sexual, llegando a dar charlas en África (continente en el que hay una altisima mortalidad a causa del SIDA) en contra del uso del presrvativo.
Por estos tres grandes pilares, el económico por los tiempos de crisis, el ético por la falta de moralidad de la Iglesia y el atropello al sector público, consideramos non grata la visita de Benedicto XVI
«La religión dejará de ser necesaria cuando el hombre sea lo suficientemente inteligente como para gobernarse a sí mismo.»
(Francisco Ferrer Guardia)
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