Esta acción se llevó a cabo después de la misa de las 7 de la tarde, cuando las personas que iban a participar en el encierro informaban al bedel de que iban a quedarse hasta que se antendiese el problema de la vivienda y los desahucios. Fue entonces cuando se desplegaron en la valla del recinto y en el interior de la catedral, varias pancartas con frases y consignas de su lucha.
Tras una hora de encierro, llegaron 24 furgones de la UIP, rodearon a todos los allí concentrados; en primer lugar a la prensa y medios de comunicación, bajo empujones y amenazas sobre posibles multas si seguían grabando o fotografiando, retendiendo sus carnes de identidad durante más de 30 minutos. Inmediatamente después, la policía cortó la calle impidiendo el libretránsito y el acceso a la catedral, y se dispuso a desalojar la Almudena con una consigna muy clara, “o salís por vuestro propio pie después de que os identifiquemos a todos u os detenemos. Pensadlo rápido que esto no es un debate” decía un policía a los encerrados. Finalmente sacaron e identificaron a todas las personas que habían participado en la protesta, mientras les tenían retenidos de rodillas.
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